Momolandia fue otra historia

Momolandia. Una de las murgas que canta mejor fue la gran protagonista de la noche (Foto José Arisi)

Sociedad Anónima ajustó mucho su espectáculo, Tronar de Tambores quiere liguilla y Metéle que son Pasteles no termina de confirmar su rumbo.

Autor: Gabriel Méndez

Tronar de Tambores

La comparsa de Julio Sosa “Kanela” regresó al concurso con una sola premisa, mejorar lo mostrado en su primera pasada y posicionarse como una de las finalistas del certamen.

Luego de mucho ensayo (en plena temporada carnavalera), tablados perdidos  y ajustes más que importantes en su espectáculo, este título sacó a relucir su “Chapa” y se plantó como conjunto grande sacando a relucir su experiencia en estas lides.

Rindió mucho en lo coral,  basado en una mejora de los planos de sonido que permitió escuchar correctamente a los solistas y al coro que en su primera visita por el Parque Rodó no se lo había escuchado correctamente.

El texto no es su fuerte, una historia sencilla, con diálogos básicos pero, efectiva a la hora de comunicarse con la platea.

Sin mayores pretensiones, este grupo no busca dejar grandes mensajes, ni frases rimbombantes, cuenta canta y hasta se divierte.

En esta oportunidad su alma mater salió desde el comienzo del show, poniéndose al frente de la comparsa, asumiendo la responsabilidad y demostrando que su figura en el escenario sigue rindiéndole buenos frutos a los suyos.

El cuerpo de baile ejecuta correctamente lo marcado por la coreógrafa sin buscar complejizar demasiado su trabajo.

Destacar a Gerard Grimaud que no solo se lució cantando sino arreglando un coro que en esta oportunidad funcionó correctamente.

En pocas palabras una buena levantada de un título grande del carnaval que tiene todo para llegar a marzo pues su rival directa no repitió en la segunda rueda.

Metéle que son Pasteles

Tiene un espectáculo con un texto desequilibrado pues alcanza momentos maravillosos y otros que no lograr ese nivel.

La murga tiene una forma de sentir el género murga muy particular y respetable por cierto, si vamos a la historia de ese grupo solamente en una oportunidad logró clasificar a la liguilla en el resto se limitó a posiciones secundarias pero, ellos están convencidos que esto es lo que quieren presentar y lo hacen sin ningún complejo.

Ya en el saludo dejan claro su manera de cantar, su postura escénica y fundamentalmente su discurso editorial.

Tiene momentos brillantes pero, no logra comunicarlos correctamente, un ejemplo de eso es cuando se utiliza el chivita, chivita (no lo escuchamos nunca en carnaval!!!!!!) pero se  estira tanto el fraseado que termina desvirtuándose.

Las opciones son todas respetables y este grupo de murguistas considera que el que ellos eligieron es el correcto. Por ahora el concurso les viene ganado por paliza pero, a lo mejor a ellos esto no le importe.

Momolandia

Sorprendió muchísimo en esta segunda pasada, era otro conjunto, a la primera rueda no vino?qué pasó? Muy sencillo, se le entendió todo lo que cantaron.

Un espectáculo que funcionó muchísimo, un texto bien concebido en esas historias que la murga canta logrando una muy buena receptividad en la platea.

Destacar las actuaciones de Martín Perrone y Albino Almirón que se “comieron la cancha” y se pusieron a los espectadores en el bolsillo.

El coro es impecable, cantando en el volumen justo, sin estridencias, musicalmente rica en su propuesta y una batería que ayer demostró estar al nivel que le conocemos hace años.

Una de las cosas que queremos destacar del texto es que se logra plasmar en el mismo lo que generalmente son las reuniones de “hombres” en un boliche pero escrito desde la visión de una mujer ya que Jimena Márquez es la autora de ésta obra.

Una puesta en escena exigente pero que prioriza el canto del coro que a pesar de los movimientos continuos jamás pierde un micrófono.

En pocas palabras, una excelente segunda rueda de esta murga que va a estar en la liguilla y puede llegar a poner nervioso a más de uno que no la tenía en cuenta.

Sociedad Anónima

Hablamos unas líneas arriba de la importancia que tienen los conjuntos con historia, con oficio y con gloria alcanzada.

Los maragatos tienen todo eso y lo dejaron en claro cuando les tocó subir por segunda vez al Ramón Collazo.

Mejoraron ostensiblemente lo que había sido su primera pasada por el concurso y en base a oficio e inteligencia lograron darle otro ritmo a su espectáculo.

Con algunos recortes de texto pero, fundamentalmente con pequeños agregados alcanzaron un buen nivel en líneas generales.

Carlos Barceló y Clever “Pato” Esteche se pusieron al frente del conjunto y lograron una buena cosecha de aplausos que en la primera rueda escasearon.

Mechas permanentes, miradas cómplices con la platea y algún chistecito pícaro hicieron que el conjunto se “agrandara” al escuchar la reacción del público y lograra su cometido fundamental.

Un grupo que se juega fuerte a los rubros, que se arma con el reglamente en la mano y que sabe cuál es el secreto técnico para sumar puntaje.

Otro liguillero que se suma a una categoría que nadie puede descuidarse pues cualquier falla puede costar caro a la hora de la definición.

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