SI FUESEN UNA MURGA, TENDRÍA QUE ESCRIBIRLES UNA DESPEDIDA

“15 años dando adioses, a la vida y por amor al carnaval…”La visión de una de las más flamantes incorporaciones de Carnaval del Futuro

Autor: Sergio Fernández
Hace ya algunos años, tampoco tantos, prendí por primera vez la radio para escuchar los comentarios del conjunto que ensayaba en el club de la esquina. Siempre escuchaba la misma emisora, pero ese día, aún no sé el motivo, comencé a mover el dial hasta encontrar algo que me convenciera a fondo.
Me prendí a escuchar a un grupo de personas que realmente te hacían revivir la etapa que había trascurrido en el Teatro de Verano. Aunque los comentarios de los parodistas del barrio no fueron buenos, el dial siguió varios años en el mismo lugar.
Un día de enero del año dos mil seis traería nuevos misterios y preocupaciones. El sol se escondía dejando un día más que caluroso. Como de costumbre prendí la radio y varios minutos más tarde me di cuenta que las voces no eran las mismas. Con el consuelo de que estarían enfermos o por diversos motivos no habían podido ir al programa, seguí escuchando.
Pasaron los días, específicamente tres, y las voces seguían siendo distintas. Ya no había duda, ese año no estaban los mismos. Una llamada a la emisora resolvió el gran dilema, se habían mudado. En el fondo, el alivio comenzó a aparecer.
Un nuevo objetivo marcarían los minutos siguientes al cuelgue del teléfono, encontrar donde habían ido. El dial iba de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, hasta escuchar aquellas voces que tan bien transmitían las sensaciones carnavaleras. Minutos más tarde lo había conseguido y un año más escucharía ese famoso programa.
Los comentarios ya eran palabra santa, los espacios artísticos demostraban la creatividad y el compromiso asumido del grupo, mientras que las tandas servían para ir hasta el baño o la cocina.
Este año me toca vivir un carnaval diferente, creo que será el mejor de todos, compartiendo con esas voces (que seguramente muchas veces me las he cruzado en el Teatro de Verano sin darme cuenta de que eran ellas), los increíbles momentos que proporcionan la fiesta de Momo.
Ese programa, pasó de ser un compañero de todas las noches, a darme más de una docena de compañeros, que me recibieron con los brazos más que abiertos y me dejaron ser parte de mi mayor adicción. Seguro no los escuché quince años, pero les doy fe que viví con ustedes más de la mitad de su historia y casi la mitad de mi vida.

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