CURRICULUM VITAL

Nueva colaboración de Joaquín Doldán, especialmente para Carnaval del Futuro. Un cuento con el particular estilo del prestigioso autor compatriota radicado en suelo español.

Autor: Joaquín Doldán

Tuve muchos trabajos. Comencé muy joven en una cocina de Canelones. Luego trabajé en una frutería en Durazno. Decidí abrir una florería en Flores y me fue muy bien, instalé una sucursal en Florida.
Un día tuve una idea original, poner una sala de cine y pasar películas de oeste en pleno Punta del Este, pero me fundí.
Por un tiempo me metí en un cuartel en Cabo Polonio. Luego fui mecánico en Valizas y a veces vendía caramelos en Aguas Dulces.
Tuve una época oscura, fundé una secta satánica en Punta del Diablo. Después formé una comparsa para las llamadas en plena Laguna Negra. Tenía una barra brava en la Barra. Cuando quería andar tranquilo iba a la Mansa. Pero todo eso me duró poco. Me fui de minero a Minas pero me dediqué a salir con chicas. Puse un prostíbulo en Pando, daba clases de catecismo en San José. Trabajé una temporada de afilador en Cuchilla Alta. Más tarde me fui a Colonia a vender perfumes, y seguía con las clases de catecismo en Rosario.
Estuve en un grupo de atletismo y competí en Salto en la modalidad de salto. En Cerro Largo competí, solamente, en salto largo.
El negocio más cruel de mi vida lo puse en Rivera, una empresa de exterminio de cotorras. Cuando dio quiebra me veía pidiendo en Manga, pero se me ocurrió estudiar lectura de Buzios en Buzios. Cuando volví de Brasil puse un templo de Macumba y trabajé de Pai de Santos en Paysandú.
En Artigas me trataron como a un prócer, la verdad. Pero me duró poco porque se me dio por ir a Pelotas. Allí jugué al fútbol, hice nudismo, molesté a mucha gente, y me tiraba horas sin hacer nada.
Puse una oficina de contabilidad en Treinta y tres, con el dinero que blanqueaba compré un campo de cañas tacuara en Tacuarembó, y un tambo en Paso de los Toros.
Al final probé suerte en Montevideo. Monté un video. Fui a vivir atrás del Cerro y me hice hincha de Cerro. Vendí tejas en La Teja. Me compré un campito en el Prado. Repetí algún trabajo anterior en La Figurita. Cuando me sentía solo iba a pasear a Pajas Blancas. Tuve una novia en Punta Yeguas, y le dije: “¿Vamos a Casabó a mi casa bo?”.
Invertí todo lo que tenía en una tienda de antigüedades en la Ciudad Vieja. El negocio que mejor me rodó lo puse en el Parque Rodó. Pero un tal Ramírez me contaminó la empresa. Terminé trabajando en la Intendencia arreglando calles con un taladro en Pocitos. Me echaron. Casi me voy a vivir a Carrasco, a lo de mi amigo Washington, pero no había trabajo para mi, ni se me ocurría ningún negocio para poner. Puse una clínica para adelgazar en Punta Gorda. Temía que me fuera mal estar cerca de Malvín y decidí por estrategia irme a vivir a Progreso. Fue un atraso. Se me empezaron a acabar las opciones. Conseguí una changa cargando pedregullo en Las Piedras. Pero como la cosa no iba bien pensé en salir del país. Primero manejé subir hasta Asunción. Me ofrecieron trabajo desde una empresa de Brasil, era una fábrica de bombas en Bombiñas con sucursal en El Fortín, pero no acepté, eran unos explotadores.
Para ver la cosa mejor, me fui a Bella Vista. Luego conocí a Mercedes, allá en Soriano. Ella vendía purgantes y su padre pescaba en Tarariras. Probamos suerte en el norte, hicimos el amor en Bella Unión. Tuvimos un hijo en Belén. Me agarré piojos en Vichadero y tuve que tomar viagra en Fraile Muerto.
Las cosas se complicaron, trabajé en una panadería en Pan de Azúcar, pero en realidad sacábamos dinero porque donaba esperma en Maldonado y sangre en San Gregorio de Polanco.
Decidí emigrar, primero vendí ventiladores en Buenos Aires, y hacía extras distribuyendo pasta de dientes en La Boca, luego se me ocurrió poner una papelera en Gualeguaychú, pero me salió lo del viaje a España.
Por Europa hice varias changas: arreglando cosas en Rota, en una clínica dental en Los Molares, repartiendo bebidas cola en Peñascola, en una veterinaria en Despeñaperros, hasta que trabajé en un bar que terminó en la lona… ¿adivinaron dónde?…en pleno centro de Barcelona.
Decidí no dar mas vueltas, volví a Uruguay.
Puse una mensajería en La Paloma, y los fines de semana repartía chocolate en barra en la Barra del Chuy. Por cierto, a veces iba al Chuy y traía bagayo. Luego vendí curitas en una iglesia de Fray Bentos, y al final intenté vender pascualina en Playa Pascual.
Ahora me vine a vivir a Libertad, estoy desempleado. Si fuera joven me iría a trabajar a Young, pero ya estoy cansado. Solo quiero mudarme a La Paz, soñar con que sea verdad que “el trabajo dignifica”, y al final merecer un tranquilo retiro en alguna isla del Pacífico.

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