LA MURGA CUMPLE CIEN AÑOS

En este febrero de 2009 se cumple el Centenario de la creación de la murga uruguaya. Es un verdadero acontecimiento para la cultura popular. Sin embargo pasará casi inadvertido porque se tienen dudas acerca de su verdadero origen.

Por Hugo Martínez de León

La intelectualidad de nuestro país, como una implacable empleada pública, exige el acta de nacimiento para certificar el derecho de celebrar. No es la primera vez que ocurre algo parecido en el terreno de las pasiones masivas. El 15 de julio de 2000 se cumplió el Centenario del Clásico del fútbol uruguayo, uno de los más antiguos del mundo. Pero como todavía se discute si el club fundado por los ingleses en 1891 era lo que hoy se llama Peñarol el suceso no mereció ni siquiera un recuadro de sección deportiva.

Todos conocemos la historia oficial de la murga: un entremés de zarzuela fue el vientre del cual salió la criatura sin que hayan quedado demasiados rastros de la paternidad. Los argumentos para poner en tela de juicio su nacimiento formal en 1909 son variopintos: Milita Alfaro afirma que la palabra murga ya figuraba en los diarios en 1870; Guillermo Lamolle dice que esa afirmación (que venga de España) carece de rigor; Gustavo Diverso lo considera un hecho fortuito que pudo haber ocurrido en cualquier otro momento de la historia de nuestra cultura ; y G. Goldman señala que la llegada a Montevideo de esa agrupación llamada Murga Gaditana no generó el nacimiento de ningún género nuevo.
La Murga Gaditana no explica por sí misma el nacimiento de la murga uruguaya; es, apenas, un elemento. Hubo otros factores que coadyuvaron y no se tienen en cuenta por errores de método o prejuicios de clase.
La fuente en la que todos abrevamos es única y excluyente: Paulo de Carvalho Neto, el primer investigador serio de nuestro carnaval. Este sociólogo brasileño, exiliado en Montevideo, entrevistó sin remilgos a los protagonistas de las primeras murgas. Nadie lo había hecho jamás. Pepino, Bermejo y Garín respondieron que en 1908 había venido una zarzuela y el productor dejó varados a unos pocos integrantes de la misma, quienes armaron una murga que llamaron La Gaditana. Ellos copiaron esa versión y crearon conjuntos en el carnaval de 1910, inscriptos como máscaras sueltas, antepuesto el nombre genérico en cuestión. La categoría no existió oficialmente sino hasta 1917.

El idiota faulkneriano

Hay opiniones que hacen recordar a Benji, aquel idiota faulkneriano de El sonido y la furia, que sabía todo lo que ocurría, pero no sabía por qué.
Milita Alfaro desacredita la labor de campo de Carvalho Neto y expresa que la murga tiene un origen real pero fundamentalmente tiene un origen mítico, y en los mitos lo que cuenta no es la verdad histórica sino la narración construida por la memoria colectiva . Dice además que La seudo historia de La Gaditana que se va (nótese el desprecio por el dato de Carvalho Neto -n.del A.) es cierta porque así lo ha querido la memoria y el saber colectivo.
Marita Fornaro pontifica: La investigación de la murga en el Uruguay es un ejemplo de las aseveraciones con carácter de verdad indiscutida que pueden repetirse en la producción científica y periodística sin que susciten dudas, pues no sólo la escasa bibliografía científica sobre el tema sino que también cada año con un carácter cíclico propio del carnaval- la prensa repite la anécdota de la primera murga que actuó en Montevideo en la primera década del siglo, La Gaditana y las rápidas copias uruguayas surgidas en los años siguientes.
Estos desaguisados se perpetran porque en lugar de ir a las fuentes se recurre a Bajtin, Lotman y Torop, que parecen la línea media del Dínamo de Kiev pero que nunca han pisado las calles de Montevideo. La intelligentsia oriental tolera estudiar las civilizaciones helénicas en un par de poemas épicos pero no acepta el testimonio directo de los protagonistas del carnaval registradas por un sociólogo brasileño que no abre juicio sobre ellos según los dientes que tengan.
La murga uruguaya nace por la fusión de tres elementos: la influencia hispánica de La Gaditana , el ritmo candombeado (marcha camión) y la inflexión de la voz nasal. Creo que ni el propio Lamolle lo pondría en duda actualmente. Los organizadores de aquellas máscaras sueltas al abrigo de la palabra murga eran vendedores de diarios. No es cierto que algunos se hayan sumado a los conjuntos sino al revés, y éste es el error de procedimiento del club de admiradores de Barrán. Las otras, las anteriores a 1909, no eran murgas de canillitas y por lo tanto, no cantaban con la boca torcida, condición sine qua non para la especialidad. La murga es desde entonces un coro polifónico que canta con sonido nasal.
Pero el reglamento oficial no lo dice. Establece que “La categoría Murgas es conceptualmente un natural medio de comunicación, transmite la canción del barrio, recoge la poesía de la calle, canta los pensamientos del asfalto. Es una forma expresiva que trasunta el lenguaje popular, con la veta de rebeldía y romanticismo.” Nadie habla de eso porque es tan obvio como decir que la murga debe expresarse en idioma castellano. “Distingue a la murga continúa el reglamento- la mímica, la pantomima, la vivacidad, el movimiento, el contraste, la informalidad escénica y lo grotesco. La sincronización de movimientos se conceptuará válida si ésta diera brillantez al espectáculo y no atentara contra la idiosincrasia de la murga.” ¿Y la inflexión de la voz? ¿Y la boca torcida?¡Ah! Va de suyo.
En el primer verso del saludo de Agarrate Catalina 2007 se escucha:

Soplo de vida primera luz.

El coro canta a capella sobre una melodía tomada de Nene patudo, de Alfredo Zitarrosa, sin el acompañamiento de la percusión candombeada que se conoce como marcha camión. Y entona con lo más genuino de la murga uruguaya que es su inflexión de voz. Eso la define mejor que cualquier otro elemento. Y es la parte que no viene de Cádiz, como la chanza, la burla a las autoridades, la vestimenta y la organización del espectáculo (presentación, cuplé, popurrí, despedida).
Invito al lector a comparar esa entrada de la Catalina con el saludo histórico de Araca la Cana (1937 o, casi con seguridad, 1941, de acuerdo al valioso aporte de Xosé de Enriquez,):

¡Hoy!

Rompió la lira su mutismo triste y a su son

Setenta años separan una de otra presentación. Pero a ambas las une un coro que entra con potencia, a varias voces, sin la estridencia de los instrumentos de percusión. Si uno escucha ambas grabaciones no tendrá ante su vista la vestimenta, la cantidad de integrantes, la calidad del maquillaje ni otros aspectos que definen a una murga. Pocos destacan lo único que queda en pie desde los tiempos de Pepino, Reyes, Bermejo y Cachela: el canto de boca torcida.
Los canillitas crearon y administraron la murga uruguaya desde 1910 hasta bien entrada la década del ´90. Guillermo Lamolle lo dice en tono burlón, sin entender que está revelando la piedra filosofal que tuvo a todos los historiadores en ascuas durante mucho tiempo. Dice que la emisión tan característica se origina seguramente en el modo con que los vendedores ambulantes (se sabe que hubo muchos canillitas en los orígenes de algunas murgas) encontraron para pregonar sus productos a gran volumen, al aire libre, sin destruirse la garganta.
El propio Lamolle tenía la pelota contra el piso para patear un penal sin golero pero tomó el dato para la chacota: Es tan válido afirmar que (la murga) viene de Europa como de Africa o del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas.
Les cuesta horrores aceptarlo. Es como develar el secreto de la pirueta de un mago; es una desazón para aquellos que alimentan los mitos.
Hay investigadores que logran la proeza de hablar sobre murga uruguaya sin hacer mención de la inflexión de la voz. “La murga es un coro que canta dice Pilar Piñeyrúa-acompañado por tres instrumentos, y que representa desde un escenario determinadas situaciones. El amplio sincretismo (que incluye además el maquillaje, la danza, el vestuario, la coreografía, la escenografía) otorga al género una gran riqueza expresiva y semiótica.” En su largo artículo no hay siquiera una mención acerca de que la murga debe cantar con voz nasal. Es como querer explicar el jazz norteamericano sin mencionar que sus creadores (Johnny Dodds, Jelly Roll Morton, Louis Armstrong, King Oliver, Fats Waller y siguen las firmas) eran de raza negra. En el estudio de Marita Fornaro, fuerza es reconocerlo, se toma en cuenta esta cuestión, aunque deja la sensación de algo anterior, sin vigencia: El estilo vocal es el tan mentado cantar para el costado, de emisión nasalizada, vinculado por algunos cultores e investigadores a los conjuntos de canillitas o vendedores de diarios que integraron murgas de la primera época. En todos los casos, cuando se hace referencia a la voz nasal, se explica como un detalle circunstancial el hecho de que algunos integrantes de las primeras murgas hayan sido canillitas. Ponen el carro delante del caballo. Casuales casualidades.
Los propios interesados se hacen los distraídos cuando revelan su historia. Veamos cómo cuentan su origen los Asaltantes Con Patente en su página web: En la década del 20 un grupo de jóvenes se juntaba noche a noche en el boliche “Nieto” ubicado en Yaguarón y Asunción. Así, uno de los asiduos concurrentes, el canillita Antonio Casaravilla, inmortalizado como “Cachela”, los convence para sacar una murga”. En primer lugar el boliche era del Ñato, no de Nieto, según lo aclara Rubén Madera, que de murgas y canillitas conoce bastante. En segundo lugar el grupo de jóvenes a quienes se presenta como circunstanciales asistentes a esa esquina- eran canillitas que iban todos los días a buscar sus diarios. Y en tercer término, Cachela no era sólo asiduo asistente al bar sino que allí funcionaba lo que los distribuidores llaman la sucursal donde llegaba el camión con los diarios para repartir. Si los mismos murguistas desconocen sus raíces ¿qué se puede esperar de las viudas e hijas de Bajtin?

Pequeña conmoción en la Plaza Independencia

En los diarios de la primera década del siglo XX La Gaditana no mueve el amperímetro. No es, ni de cerca, un suceso conmovedor para la sociedad uruguaya como lo fueron el dirigible alemán, el vuelo del Plus Ultra, el hundimiento del Graf Spee, el maracanazo, la Multi del London-París o la caída del Banco Transatlántico. La gran conmoción que produjo ese conjunto mendicante de españoles tuvo como módico epicentro el Café Británico, como lo cuenta Carlos Soto, personaje relevante de la historia del Carnaval y testigo presencial de los comentarios del Loco Pamento, Peñarol Tambasco, y el Loco Reyes: Todos paraban en el Café Británico, ya desaparecido, en la Plaza Independencia y Florida. La inmensa mayoría de la Compañía de Zarzuelas vivía en Florida y Soriano, en una pensión. El dueño de la compañía los dejó clavados y se llevó la plata. De la pensión al Británico había una cuadra y media. Los varados andaban prácticamente mendigando. El Loco Reyes se dio cuenta de que criticaban al alcalde de Cádiz. Y pensó: ¿Por qué no podían ellos hacer algo parecido y criticar al presidente de la República?
El Loco Reyes es el creador de los Amantes al Engrudo. Era distribuidor de diarios, con un pequeño ejército de canillitas a su cargo. Domingo Espert (El Loco Pamento) fundó los Saltimbanquis en 1922 e impulsó la creación del Sindicato de Canillitas junto al legendario Adrián Troitiño y Peñarol Tambasco. En 1909 ese grupo de muchachos vinculados estrechamente a la venta callejera de diarios percibe la oportunidad de formar conjuntos para divertir a la gente con sus cuartetas y crean en torbellino no menos de 15 agrupaciones de nombres estrafalarios a los que anteponen el término murga . Desde entonces activan el crecimiento de una categoría nueva del carnaval oficial que sólo adquiere estatura de concurso en 1917. Si había murgas antes de esa fecha ¿por qué no existía oficialmente la categoría?
Lamentablemente no hubo escribanos que labraran un acta fundacional para solaz y esparcimiento de los investigadores del carnaval. Sin embargo, a cien años de esa mínima conmoción gestora, yo levanto mi copa para recordar a los padres de la murga uruguaya: Pepino, el Loco Reyes, el Loco Pamento, Cachela, Pianito, el Gordo Huesca y Rubén Madera (entre tantos otros). Ellos administraron la categoría murgas hasta las postrimerías del siglo XX y tuvieron como denominador común una actividad: todos eran canillitas (término genérico que involucra a vendedores rasos, jefes de venta, sucursaleros y dueños de recorridos). Las dudas y retruécanos semióticos surgen a partir de la ignorancia de este fenómeno.
En 1952 el carnaval se profesionalizó con la fundación de DAECPU, la asociación de directores de conjuntos carnavaleros. La misma fue conducida por canillitas. Hubo también grandes directivos de otros palos (Dalton Rosas Riolfo, productor y periodista; Antonio Iglesias, dirigente obrero de la industria del vidrio, Tito Larraz, funcionario de la dirección impositiva). En los albores del siglo XXI (alejada la familia Espert de las lides carnavalescas) ya no quedan canillitas en la organización de las murgas. Pero la historia los reclama durante casi todo el siglo transcurrido desde la fusión que tuvo como escenario el Café Británico. Es más: una de las murgas que generó un cambio histórico en la categoría La Soberana, de Pepe Veneno en 1969-, fue financiada por Rubén Madera, hombre de las entrañas del Sindicato de Canillitas.
Sugiero a la Intendencia Municipal de Montevideo, por este único medio, que descubra una placa recordatoria en Plaza Independencia y Florida (donde se encontraba el Café Británico) con un texto que podría ser el siguiente: Aquí nació la murga uruguaya en 1909 cuando Julio el loco Reyes y sus amigos distribuidores de diarios concibieron la idea de copiar a los hilarantes cómicos de La Gaditana, unos españoles de Cádiz varados en Montevideo por la inescrupulosidad de su director
Hoy ya no se venden los diarios gritando en las esquinas. Sin embargo, en carnaval, el coro polifónico murguístico tuerce la voz a su influjo para confirmar como un fósil que revela lo ocurrido en tiempos recónditos- el origen tan negado, la paternidad tan esquiva.

(*) Periodista, escritor y músico. Autor del libro Como el día más glorioso
sobre el origen de la murga en Uruguay, de próxima aparición. Uruguay

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